Las “microfinanzas” se refieren a una
variedad de servicios financieros provistos a clientes pobres que típicamente
no son atendidos o no son lo suficientemente atendidos por otras instituciones
financieras. Las instituciones
microfinancieras (IMFs) proveen créditos, ahorros, seguros y transferencias
de dinero a microempresarios para sostener actividades productivas, conseguir
activos, estabilizar el consumo y protegerse contra riesgos. Una cualidad clave del microcrédito es que
la decisión de otorgar el crédito no está basada en la garantía disponible del
cliente, que podría ser limitada. En vez de eso, está basada en la habilidad de
la microempresa del cliente de aplicar efectivamente el préstamo en incrementar
sus ingresos y así repagar el préstamo.
Las microfinanzas son importantes porque sin
ellas los microempresarios –de los cuales la mayoría son mujeres auto empleadas
que viven en áreas urbanas– no tendrían suficiente capital de trabajo para
hacer crecer sus negocios y mejorar su calidad de vida. Sin acceso a servicios
como ahorros y seguros, los microempresarios están limitados en sus habilidades
de moderar su consumo o resistir eventos que impacten sus vidas. Mientras que
varias formas de actividades microfinancieras han existido por siglos, el movimiento microfinanciero moderno puede
remontarse hasta el trabajo de ACCION en Brasil y Grameen Bank en Bangladesh.
Durante los 1970s y 1980s, estas dos
organizaciones pioneras fueron de las primeras en establecer modelos exitosos en
las microfinanzas modernas.
En el
pasado, las
instituciones microfinancieras empezaron típicamente como pequeñas
organizaciones no gubernamentales (ONGs) que sólo ofrecían microcrédito, y
recibían financiación con dinero del gobierno, instituciones públicas o
fundaciones. Hoy en día, además de
las fuentes de financiación públicas tradicionales, las IMFs también se financian
con inversiones provenientes de vehículos de inversión en microfinanzas o
VIMs, inversores institucionales, bancos y fundaciones.
Aunque el crecimiento y desarrollo de la
industria microfinanciera es impresionante, la necesidad insatisfecha de acceso
financiero para los pobres es enorme. Sin embargo, el volumen de financiación
necesario para las IMFs es demasiado alto para ser satisfecho sólo por ONGs e
instituciones internacionales con financiación de dinero público, y por tanto
el crecimiento sólo puede venir de incrementar la participación de los mercados
de capitales y aumentando la inversión privada. La clave para aumentar las fuentes de financiación privadas para las
microfinanzas es crear mayor transparencia en la industria de inversiones en
microfinanza como un todo. MicroRate,
líder en calificaciones sociales, es la primera agencia calificadora dedicada a
evaluar el desempeño y el riesgo de instituciones microfinancieras (IMF) y
fondos de microfinanzas (Vehículos de Inversión Microfinanciera—VIM),
busca crear transparencia y contribuye al
desarrollo la industria microfinanciera produciendo reportes de
calificación
de IMFs. Las IMFs usan estos reportes como herramienta de gerencia de uso
interno, y también para atraer inversiones. Los inversores han sido atraídos
cada vez más por las microfinanzas como alternativa de inversión socialmente
responsable o de impacto social, debido a su doble resultado –esto es,
resultados financieros y sociales. Este interés se debe a la misión social de
las microfinanzas en combinación con su alto crecimiento, bajos niveles de
morosidad, fuertes márgenes y la escalabilidad de las instituciones microfinancieras (IMFs).
El éxito de estas IMFs llevó al nacimiento de
los VIMs, que aparecieron a mediados de la década de los 90. Los VIMs se han
convertido la puerta de entrada para las inversiones en microfinanzas, y hoy en
día hay más de 100 VIMs administrando activos
por $7,500 millones.
Alrededor del 40% de las inversiones microfinancieras globales son canalizadas
a través de VIMs hacia las IMFs, según CGAP (Grupo Consultivo de Ayuda a los Pobres, www.cgao.org), que es una
asociación mundial de 34 organizaciones líderes que buscan avanzar en la
inclusión financiera.
Las oportunidades de
inversión en microfinanzas han crecido y se han diversificado en los últimos
años. Los gerentes de los fondos pueden elegir entre inversiones en IMFs u
otros VIMs basándose en atributos como el alcance geográfico, características
demográficas de los clientes, servicios provistos. Las inversiones elegidas son
basadas en el balance de rendimientos financieros y desempeño social de las
IMFs, en concordancia con la filosofía de inversión del gerente del VIM. Es crítico para los
inversores contar con información estandarizada y un análisis objetivo para
identificar qué VIMs satisface sus criterios de inversión. Los inversores deben
saber comparar objetivamente y evaluar el riesgo, el rendimiento y los
objetivos sociales de los diferentes VIMs.
En términos de concentración domiciliaria, Europa sigue siendo la región
dominante, tanto en número de VIM como en total de activos. Sólo Luxemburgo y
los Países Bajos representan el 80% de los activos de los VIM. Estados Unidos,
está justo detrás de Luxemburgo en número de VIM. Inversores institucionales
privados poseen un 56% y los fondos públicos IFD un 22%. (Ver gráficos
adjuntos)
El Blue Orchard Microfinance Fund (BOMF),
de la Gestora Blue Orchard Asset Management (Luxembourg) S.A (http://www.blueorchard.com/investment-solutions/investment-fund/).Fundado
en 1998 como el primer fondo de inversión microfinanciera privada del mundo.
Desde su creación, se ha diseñado estratégicamente como un fondo de renta fija
pura invirtiendo en instituciones de microfinanzas en mercados emergentes y frontera
con coberturas cambiarias sistemáticas. Esto permite a los inversores obtener
rendimientos financieros estables y atractivos, fomentando la inclusión
financiera y la prosperidad compartida. Está abierto a los inversores
institucionales y privados en USD (ISIN:LU0091117944) / EUR(ISIN:LU0164081316) / CHF(LU0136928586).
El BOMF apoya a las instituciones de microfinanzas ayudándoles a mejorar la
calidad de sus servicios financieros para el ahorro, los seguros y los
servicios de pago. Según la ficha del
Fondo BOMF de Octubre de 2015, actualmente tiene: 86 IMFs, 142 préstamos vivos
a
Instituciones de Microcrédito, 2.957 USD de importe medio microempresarios, 17,31
meses de vida media, 91% son préstamos a microempresarios de 39 países, el 54%
son mujeres y el 50% viven en medios rurales.
El conocimiento
local es fundamental en los microcréditos, por eso Blue Orchard tiene una tasa
de impagos del 1% y trabaja con más de 80 instituciones locales que audita y
controla constantemente. Paralelamente, cuenta con un equipo de investigación
propio y herramientas con una fuerte gestión del riesgo. Una inversión en el Fondo de 60.000 $, que se mantuviese 3 años, se
transformaría en 40 préstamos a 18 meses, con un impacto en 200 personas. Por
último para el Inversor, este Fondo es interesante por varias razones: 1) Descorrelación: La correlación del
fondo respecto al índice MSCI World es de -0,06; es un activo que no depende de
los mercados de Renta Variable, ni de la política económica global. 2) Estabilidad: Compuesto puramente por
microcréditos, sin riesgo divisa y sin invertir en capital. En sus quince años
de existencia (Clase I USD), siempre
ha obtenido rentabilidades positivas, excepto en 2013 (-0,67%). 3) Buena Rentabilidad ajustada al riesgo:
Con una rentabilidad anualizada del 3,62% desde su origen (Sept1988), una
desviación estándar de 1,22%, ratio sharpe (risk free 2,4%) de 0,97%.(Gráficos:proceso
desde inversores hasta microempresarios y evolución del BOMF (2001/2015).
Luis
Hernández Guijarro. Asesor de Inversiones en ETICA PATRIMONIOS EAFI. Asesor
Financiero Europeo (EFA), Analista Financiero Europeo (CEFA), Analista
Financiero Europeo ESG. Miembro de la European Financial Planning Association
(EFPA) y del Instituto Español de
Analistas Financieros (IEAF).