La inversión de impacto se comenzó a definir en 2009 como “aquellas inversiones de capital en empresas o fondos que generan bienes sociales y/o medioambientales junto a unos retornos para el inversor que pueden ir desde la simple devolución del capital a una rentabilidad igual a la del mercado”.
Los inversores de impacto, teniendo diferentes motivaciones, comparten estas dos características:
1.-Buscan
un retorno financiero y, por lo tanto, no se puede enmarcar la
inversión de impacto en el mundo de la filantropía o de las donaciones.
2.-Las
inversiones se dirigen expresamente a iniciativas capaces de producir
un impacto social. Existe una intencionalidad explícita de generar un
impacto social positivo, luego la generación de impacto debe formar
parte de las variables en la toma de decisiones de una inversión.